2. BUSCO PISO

¡Hola, ratillas! Hoy vamos a hablar de vivienda.

¿Quién se va a estudiar fuera? ¿Quién ha encontrado un trabajo lejos y tiene que mudarse? ¿Tú te estás planteando irte a vivir con tu pareja? ¿O estás hasta los pelos de que tus compis de piso dejen una torre de platos en el fregadero? A lo mejor tú te estás separando.  O ha crecido tu familia y no hay quien teletrabaje sin niños correteando. Y si no te identificas con ninguna situación, no pasa nada. Necesitas tu espacio. Y… ¿adónde te quieres ir? Vamos a tener varias cosas en cuenta, y luego las valoramos.

-          Zona - ¿Tiene que ser solo en una? Y… ¿por qué en ésa?, ¿Por ahorrar tiempo y dinero en recorridos diarios (trabajo, facultad, casa de tus padres con los táper/niños…)? ¿El centro está prohibitivo, y tienes que irte lejos de todas todas?

-          Estilo de vida - ¿Eres muy casa-libro? ¿O sales por la mañana y no pisas hasta la noche? En el segundo caso, no querrás pagar de más por unos “extras” que ni te van ni te vienen (más habitaciones, pista de pádel, encimeras de mármol, chimenea…)

-          Región, clima, ciudad/pueblo. Ciertas cosas varían mucho su valor según donde vivas. Una piscina en Santander no aporta tanto como en Córdoba. Y a ver quién vive en Madrid sin aire acondicionado.

-          Teletrabajo – Si no vives solo, piensa que vas a pasar muchas horas trabajando, así que prioriza que haya luz suficiente, espacio para una silla ergonómica, zona tranquila, y suficientes habitaciones.

Y ahora, la primera pregunta del millón. ¿Comparto, o vivo solo?

Todo va en función, ante todo, de tus ingresos. Como seas estudiante, becario o junior en Madrid, te vas a perder tu propia vida si te lanzas tú solo, según están los sueldos y los alquileres. Pero si ya no eres un crío para andar compartiendo, y estás mejor en casita con tu libro o Netflix que cerrando bares por Malasaña (o el Húmedo si vives en León, o el Raval en Barcelona…), mejor vive solo. Intenta, entonces, minimizar otros gastos, y busca cerca del trabajo, para no depender mucho del coche o transporte. Si se te sube mucho, entonces busca una zona tranquila para que te dejen dormir, bien comunicada con tu oficina (cerca del bus o del metro), y procura que sea luminoso para que no se te dispare la factura de la luz. Si comes en el curro, a lo mejor vas que chutas con un estudio, y no es tan importante que separes salón y cocina, salvo que seas un potencial chef.

Pero si quieres vivir además de habitar, compartir es buena opción. Te da acceso a pisos con más o mejores zonas comunes (salón o cocina más grande, terraza, piscina, aire acondicionado…) Eso sí, ya no estás tú solo, y hay que adaptarse un poco. Mira a ver lo importante que es para ti que la gente fume, o que no se permitan mascotas. Intenta que tus compañeros sean algo similares a ti, será más fácil llevarse bien. Si te gusta ver series y estar solo, ten una mesa o mueble para la tele u ordenador en la habitación. Y si eres lector, ten buena luz y un sillón donde te olvides del tiempo. Si no, acabarás dejando tu pasión. Si eres estudiante, lo mismo: lo primero que tienes que tener es espacio para una mesa, y buena luz. O estar cerca de una biblioteca.

Segunda pregunta del millón: ¿Compro o alquilo? Piensa a largo plazo. ¿Quieres quedarte en esa ciudad? ¿Piensas formar familia? ¿Estás ahí hasta que encuentres un destino mejor? Esto ya, si no vas a vivir solo o con tu pareja o familia, te lo puedes saltar. Si compras, tu vida va a girar en torno al piso. Es buena opción si tienes un puesto estable y no te planteas irte a otra ciudad, o si vas a formar una familia. Para comprar, salvo que salgas en Forbes, tendrá que darte una hipoteca tu banco. Y muchas veces te pedirán un aval, y tendrá que firmar otra persona contigo. Pero pagarás tu hipoteca, y no la de otro, como cuando alquilas. Comprar también tiene otros gastos colaterales:

_ La hipoteca que acabamos de mencionar conlleva comisiones e intereses, directamente proporcionales al importe del préstamo. Cuanto más puedas dar como entrada, mejor. Y amortizar cantidades periódicas también.

_ Seguro de hogar. La mayoría de los bancos te intenta obligar a contratarlo. Puedes no hacerlo con ellos si no quieres. Pero lo barato puede salir caro, y si pasa algo que no hayamos previsto ni evitado, mejor que nos pille cubiertos. Haz como con el del coche: rastrea mucho, y valora coberturas y precios. Un tip: si ya tienes otro seguro, como el del coche, puede que esa misma compañía te haga un buen precio.

_ Gastos de notaría y sus impuestos: de esto no te libras. Prepara un % del precio de la casa.

_ Otros impuestos, como el IVA (10% vivienda nueva, 4% si es de protección oficial, y el ITP y AJD de las de segunda mano).

_ Gastos de comunidad, que suelen incluir calefacción, mantenimiento, etc. como fijos, y derramas para cubrir gastos extraordinarios (poner ascensor o cambiar calderas).

Dentro de lo que es la compra, hay opciones baratas, como comprar el piso de protección oficial. Tienes que cumplir una serie de requisitos. Infórmate en tu ayuntamiento (llevar un tiempo empadronado, no ganar más de X entre tu pareja y tú, si te lo dan no alquilarlo o no venderlo por encima de X…) Eso sí, a lo mejor ya no será en la zona que querías, pero puede que merezca la pena.

Otra opción es evitar una ciudad grande, e irte a un pueblo o a una ciudad dormitorio, si teletrabajas, o tienes flexibilidad o buena comunicación. Tendrás más espacio y comodidades (jardín o huerto, garaje, piscina, etc.); te olvidarás de dar vueltas para aparcar, pero a lo mejor acabas un poco aislado. Pero no habrá peleas de niños en plena reunión de trabajo.

Si para ti es vital vivir en el centro, mira de segunda mano. Eso sí, puede que te encuentres con el piso amueblado… o para tirar y reconstruir, y a lo mejor ya no te compensa.

Cualquiera que sea lo que elijas, ten siempre una partida presupuestaria generosa guardada por lo que pueda pasar. Si no andas justo, mejor. Pero si te sobra mucho mes a final del sueldo, que no te falten Netflix y Spotify, y probablemente saques al chef-barista-DJ que hay en ti cada vez que quieras ver a tus amigos.

También puedes alquilar una habitación o la plaza de garaje. Todo ayuda. Y ojo a lo que te puedas desgravar en tu declaración de la Renta.

En cambio, si estás de paso, tienes un contrato temporal, o aún quieres vivir más experiencias para saber más y tomar mejores decisiones, mejor alquila. Podrás vivir en la zona que quieras, aunque te toque compartir. Y si te quedas sin curro, puedes decir adiós a tu casero sin remordimiento. Si te vas de la ciudad, lo mismo. Como si tu empresa se muda, tú te puedes ir detrás a ahorrar tiempo de traslados, para emplearlo en leer o ir al gimnasio. El alquiler es lo que tiene, da libertad y flexibilidad, aunque pagues la hipoteca de otro. Es la mejor opción si ser propietario es más una carga que un bien. También, si estás en una ciudad que no te gusta mucho, mejor no te ates. Alquila, comparte, y ahorra. Y si te piden aval, busca más opciones. Salvo que sea la casa de tus sueños o estés muy apurado, no tragues.

Consejos que te pueden servir, hagas lo que hagas:

_ Acuérdate de lo que te importa. Si quieres tener una mascota, no te mudes a un piso donde el casero o los compañeros no quieran animales. Si fumas, pregunta si no está prohibido. Se trata de estar en “tu casa”.

_Intenta no destinar más del 35% de tus ingresos a la vivienda. También hay otras necesidades… y gustos. Compres o alquiles, déjate vivir.

_ Pasa de inmobiliarias. Te toca pagar sus servicios, cuando se los prestan a otro.

_ Pregónalo a toda tu familia, amigos, y en tus redes. Puede que en tu círculo te alquilen un piso en mejores condiciones.

_ Valora si está amueblado, y sopesa si es más importante, según tus ingresos, tener los muebles a tu gusto, o no tener que preocuparte de eso.

_ Todos tenemos un familiar o un amigo que le sobra un mueble u otros enseres. Busca al tuyo, salvo que prefieras tener una casa de revista que salir o viajar. Ahorrarás dinero en tu cuenta, y espacio en el trastero de otro.

_ Ve con tiempo. Empieza a buscar con la máxima antelación, y visita muchos pisos. Cuantos más veas, mejor decidirás. Si vas con prisas, a lo mejor te tocará pasar por aros indeseables como un precio desorbitado, la comisión de una inmobiliaria, un aval, o vecinos molestos.

_ Cuatro ojos ven mejor que dos. Si tienes muy claro lo que quieres, ve al grano, y no pierdas tiempo. Mejor ve solo. Pero si estás un poco perdido o indeciso, llévate a alguien de tu confianza, que te haga ver cosas que “no se te habían ocurrido” (Si no tenías bici, ¿no sería porque no tenías donde guardarla?; ¿seguro que compensa una calefacción central para luego tener siempre las ventanas abiertas?; te horroriza la cocina americana, pero no pisas por casa y cenas una ensalada o un sándwich, a lo mejor te compensa la zona).

Y esto es todo, ratillas, que no os quiero aburrir. Pero podéis preguntar lo que queráis en comentarios, o decir de qué queréis que hablemos en el próximo post. Se aceptan propuestas.

¡Que descanséis, que ya queda menos para el fin de semana!

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