13. Hobbies
para ratillas
¡Hola, ahorradores!
No todo es dinero, y no solo de pan vive el hombre. Parece mentira que lo diga
“Me subo el sueldo”, ¿no?
¿Cuántos
de vosotros desearíais tener un hobby, y no arrancáis porque vuestro bolsillo
tiene miedo? Un ratilla de pro no tiene que dar tanto poder a un bolsillo
asustado, solo tiene que saber darle seguridad.
Tocar un
instrumento, practicar un deporte que requiera desplazamiento y equipación,
estudiar lo que nos apasione por placer sale más rentable que mil suscripciones
a cosas que no utilizamos tanto, renovaciones de armario con cada cambio de
colección, o salidas comerciales y beberciales porque es sábado.
Y ahora,
una galería de ratillas conversos, que se han entregado a sus pasiones.
- El
viajero aventurero:
Se
propuso comprar una furgoneta, porque le apasionaba viajar. Dejó de contratar
escapadas enlatadas de agencia a sitios masificados, cuando vio que todo era lo
mismo: madrugar, hacer cola para un museo, consumir innecesario y sobrevalorado
durante la espera, comer mal y pagar de más, llegar cansado, y así cada día.
Dejó de ir de fiesta cada fin de semana, y dejarse una pasta en la barra, para
acabar arrastrándose al día siguiente. Vendió su coche, y se compró una
furgoneta camperizada de segunda mano. Ahora llega el fin de semana, y sale
disparado a pernoctar donde está permitido, que hay muchos sitios. Duerme bajo
miles de estrellas que no son de hotel ni Michelín, y va adonde quiere, no
adonde está de oferta el vuelo + hotel.
- El
deportista de equipación (con o sin riesgo):
Este
otro ratilla dejó de frecuentar los bares de moda, y de renovar el armario. Se
quitó la camiseta de “insider” el día que probó una actividad de desplazamiento
y equipación, ya no me acuerdo si era esquí, surf o buceo. Se apuntó a un club
y se compró el material de segunda mano en Wallapop, por si acaso no le gustaba
tanto. Así, se inició en su actividad de cierto riesgo con monitores
profesionales y todos los seguros en regla, pero ahorrando en desplazamientos,
alojamientos y gastos similares por ser “grupo”. Así ha conocido ya no sé si
Tailandia, los Alpes o El Salvador. El caso es que han pasado unos años, ya
está hecho un experto, y va por su cuenta. Renovó la equipación en unas rebajas
o outlet, vendió la antigua donde la había comprado, y hasta la fecha. Me contó
que gasta lo mismo que antes en sus vacaciones, pero ahora hace lo que le mola,
en vez de bañarse en otra piscina llena de gente y ponerse como una gamba,
mojito y sardinas en mano. Esta opción es buena para quien le guste la vida
social, así comparte su pasión.
- El
melómano/bibliófilo.
Este
converso, de joven se compraba todas las novedades. Era el blanco de Fnac.
Apenas salía, y su apellido era “El friki”. Eso sí, ibas a su casa, y todo eran
estanterías repletas de discos y libros, con el mejor equipo de música. Y en su
mochila, primero un Walkman con Autoreverse, luego un Discman, después un Ipod…
Pero la realidad lo devoró en forma de “trabajar + independizarse”, y con su
sueldo de millennial y su alquiler de “paga un chalet, vive en un zulo”, no le
daba para ese ritmo. Se agenció un smartphone de oferta, se bajó Spotify y una
aplicación de lectura, y ya puede leer, escuchar música, habitar y vivir. ¡Y
hasta se puede permitir ir a conciertos! Y algún CD y libro se compra, solo que
firmados.
- El
gourmet.
Este
ratilla se dio cuenta de que con su sueldo y alquiler como algún ejemplo
anterior, si salía a comer fuera, no podía pensar en queso Gruyère ni Cabrales,
y lamentaba no ser rico. Pero un día, en una mudanza, vio que tenía la casa
llena de cosas que no utilizaba, y un coche que sacaba una vez al mes. Sacó
fotos de todo, y lo puso en Wallapop antes de cambiarse, para aligerar la
carga. Apuntó lo ganado en su presupuesto. Como su piso nuevo tenía mejor
comunicación y estaba más cerca del trabajo, vendió el coche, y dejó de pagar
seguros, impuestos y gasolina. Ya no hay más Cheddar en su nevera, salvo lo que
le haya venido en el pack de “Phenix” o “Too Good to go” (aplicaciones de venta
de alimentos rebajados en pack sorpresa, para evitar que se tiren). Y con
Groupon y El Tenedor (descuentos en general, o específicamente en
restaurantes), se le ve más a menudo en las terrazas con sus amigos y un buen
vinito.
- El
músico.
Éste es
una mezcla entre el melómano (menor necesidad de socializar) y el deportista de
equipación (necesita el instrumento). Pues predicó por todo su círculo que
quería aprender, y alguien le dio el que tenía en el trastero muerto de risa.
Con partituras y tutoriales de internet, fue aprendiendo y engordando la cuenta
del insonorizador de paredes a costa de sus atribulados vecinos. En chats y
foros conoció a otros músicos amateurs, y fue depurando su técnica a base de
quedar de vez en cuando con esa gente. Ahora, en su tiempo libre, toca y hasta
compone. Incluso ha conocido a alguno que se subía el sueldo dando conciertos en
bares y fiestas, aunque ahora parece un poco complicado con la pandemia.
Y tú, ¿tienes una historia parecida? ¿Quién es tu converso favorito? No
renuncies a tu pasión, simplemente deja de gastar en lo que no valoras.
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