22. IDIOMAS PARA RATILLAS
¡Hola a todos! Ya estoy otra vez aquí, con otro post largo. Como
queda poco para que acabe el curso, muchos os estáis planteando estudiar
idiomas. El mercado está cada vez más competitivo, y aunque siempre nos hayamos
manejado con el inglés sioux del instituto, hoy en día tiene cualquiera un C1
según el Marco Europeo.
Diréis que hasta que acabe el curso aún hay tiempo, y encima
no sabemos si pasaremos el verano con los pies en la bañera de casa, o en la
playa con mascarilla, pero las Escuelas Oficiales de Idiomas no destacan por su
flexibilidad, y el plazo de preinscripción está al caer. Que levante la mano el
que el que nunca se haya quedado con las ganas por eso.
Por supuesto que hay muchas empresas e instituciones que
tienen unos programas maravillosos de inmersión lingüística con clases, donde
se aprende un montón, y además se pasa genial, pero para quien no pueda (o no
quiera) gastarse esa pasta, tenemos aquí varias alternativas. Desde luego, no
se puede negar que con dinero se aprende más rápido, pero con ganas se aprende
seguro… y no se olvida.
1. 1. La Escuela Oficial de Idiomas: Es una escuela pública,
que depende de la Consejería de Educación de cada Comunidad Autónoma. Las tasas
en Madrid son casi 270€ por curso. Es verdad que hay que pagarlo de una tacada
y deja el presupuesto tiritando, pero es más económica que las academias, y da
certificados oficiales. Las tasas varían de unas comunidades a otras. Son muy
estrictos con la asistencia, pero los profes, al menos, han tenido que
demostrar un nivel de idioma, una capacitación docente… y aprobar una
oposición. El curso dura de 8 a 9 meses. Y alcanzar un C2, el nivel máximo, nos
cuesta ocho años si empezamos de cero.
2. 2. Los cursos del SEPE: Estos se dan en academias,
pero están subvencionados por la Consejería de Empleo. Los profes no tienen la
misma cualificación, pero al menos son gratis.
3. 3. Hay grupos que organizan intercambios en las
redes. Aquí, además de practicar idiomas, se conoce gente. Suelen organizarse
en bares, y no tienen más coste que la consumición. Algunos grupos organizan
también sesiones de cine en versión original con un pequeño descuento en la
entrada, o excursiones a otra ciudad.
4. 4. También hay páginas de tándem. Ahora, con la
pandemia, se hace muchas veces on line. Consiste en que estás un rato
practicando el idioma que estudias con el guiri, pero luego te toca enseñarle
español. Ya verás cuando te pregunten por qué se dice “tirar” para ‘to throw’ y
también para ‘to pull’. ¡Les parecen movimientos contrarios, y no les entra que
se expresen con la misma palabra!
5. 5. Leer en otros idiomas. Hay bibliotecas, y sitios
donde se liberan libros. También se venden muchos de segunda mano. Si no tienes
paciencia para seguir un libro, todos los medios de comunicación tienen página
en Facebook. Hay también páginas muy buenas con recursos (ejercicios, vídeos),
adaptados a distintos niveles. Por ejemplo, Deutsche Welle está muy bien para
aprender alemán, o TV5 para francés. Un tip: que sea algo de tu interés
(profesional o personal). Así matas dos pájaros de un tiro.
6. 6. Hay páginas con micro-lecciones, como Sila y
Nena en Facebook. Con un vídeo cortito, te enseñan un tema “conflictivo” en
inglés, como la pronunciación de alguna palabra, o alguna frase hecha que nos
empeñamos en decir mal.
7. 7. Si no lo digo aquí, me vetáis. Netflix. El
imprescindible desde la pandemia. Podéis veros vuestra serie favorita en su
idioma original.
8. 8. Para el que no pague suscripciones, en Youtube
hay de todo: pelis, series, canales de cocina, cardio, yoga… Y vídeos de
canciones con letra.
9. 9. Los universitarios pueden hacerse amigos de los
Erasmus, y los que curren en multinacionales pueden hacer afterwork con sus
compañeros. Así se aprenden idiomas y se amplía el círculo.
10. 10. Ya estaba tardando en decirlo. De vacaciones, de
fiesta, en un concierto o celebrando en el bar la victoria de nuestro equipo,
podemos aprovechar para hablar con gente de fuera. Haciendo cosas divertidas se
aprende mejor. Eso sí, sigue aquí el cortarrollos del coronavirus. La gente
saldrá con ganas de comerse el mundo como si fuera un queso francés (u
holandés, etc, en cualquiera de los sentidos, jeje).
Después de todo esto, el que quiere, termina siendo capaz de
hablar en otro idioma, al menos de su situación personal, su profesión, sus gustos y sus
aficiones, aunque no gaste.
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