52. Yo soy Juan Palomo
Yo me lo guiso, yo me lo como. ¿De qué estamos hablando? De los grandes olvidados, es decir, los autónomos. De los que lo que tienen fijo son los costes, y los ingresos ya veremos. Esos que si quieren vacaciones o bajas, renuncian a sus ingresos, y su horario es de veinticuatro horas, siete días a la semana. Cotizan a la Seguridad Social independientemente de lo que ganen, y Hacienda les pide cuentas cada trimestre, además de la declaración anual.
No pueden abrir cuentas en Suiza, ni les llega para sobornar ni al bedel del ayuntamiento de su pueblo. Invierten, y a nadie le da miedo que se vayan, así que las leyes les aprietan otro poquito si pueden.
Definitivamente, Marvel no ha vivido nunca en España. Si así fuera, ya habría creado a Superautónomo.
Tampoco tienen un patrón en el santoral, como las enfermeras tienen a Santa Lucía o los abogados a San Raimundo, aunque no merecen tanto eso como su propia canonización.
Pero es el precio de la libertad. No tienen que fichar, aguantar a nadie, dar explicaciones, ni repartir beneficios (algo bueno tiene que tener no compartir gastos). Recuerda un poco a cuando nos vamos de casa de nuestros padres. Se acaban las retenciones a la salida, los interrogatorios a la llegada, y llega el dominio absoluto sobre el mando de la tele. Pero hay que comprar (a estos precios y con ingresos inciertos), cocinar, pagar el alquiler, imprevistos y obligaciones familiares y sociales.
Pero hoy en día hay alguna ventaja que no había antes, como el teletrabajo o el coworking, si el trabajo es de oficina.
Y hay muchas formas de ser autónomo. Aquí van:
1. El que se lía la manta a la cabeza porque no tiene trabajo. Es decir, su única ocupación. Si acabas de perder un empleo y tienes derecho a indemnización, la puedes pedir por el total, capitalizada, si te das de alta como autónomo en la Seguridad Social. Cotiza por lo mínimo mientras no tengas ingresos, pero auméntalo cuando empieces a facturar. De ahí va a salir tu pensión. Y tienes que declarar el IVA al trimestre; también el IRPF (como las retenciones), para luego pagar cada año en mayo.
2. El que complementa su sueldo. Éste sigue empleado (privado o público), pero dedica su tiempo libre a otra actividad. También toca darse de alta en la Seguridad Social, IVA e IRPF.
3. El afortunado que le va bien. Éste constituye una S.L. con (desde) 3.000€, y limita la responsabilidad a ese desembolso (capital social). Si está solo, puede seguir como autónomo o contratarse como empleado en la sociedad. Ahora toca IVA por mí y por la sociedad; Seguridad Social de autónomo; IRPF e Impuesto de Sociedades. Se puede deducir gastos de su actividad, que redunden en su vida personal (el coche, por ejemplo). Pero con tanto mordisco público, más vale hacer buenas cifras en una temporada sostenida. No lo hagas con tu primer agosto.
4. El socio.
Éste también monta sociedad, pero con otros. Si entre todos reúnen 3.000 euritos, tenemos sociedad, con todo lo dicho arriba. Pero pueden compartir gastos, y la responsabilidad de cada socio queda reducida a su aportación al capital social.
¿Y cómo ahorra un autónomo?
- Llevando la contabilidad por sí mismo en vez de contratar un gestor. Eso sí, hay que aprender primero. Si no, sale caro. Hay aplicaciones como Odoo para facturar.
- No comprando vehiculos si no es necesario
- Con socios en vez de empleados. Que cada uno se pague su Seguridad Social y nadie reclame indemnizaciones cuando se vaya. Eso sí, tu libertad termina donde empieza la de tu socio, así que no te pongas exigente con los horarios, o se te escapará en cuanto te des media vuelta.
- Sin prisas para pagar a los proveedores si aún no ha cobrado sus servicios.
- Sin papel. Se ahorra en archivos. Ocupan mucho espacio.
- Comprando de segunda mano el mobiliario.
- Alquilando equipos
- Cero de defraudar a Hacienda o a la Seguridad Social, que de sus garras no se libra ni Shakira.
Y tú, ratilla, ¿cómo recortas gastos en tu negocio? ¡Cuéntalo en los comentarios!
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